La Diabetes Mellitus (DM) o diabetes, es el incremento de los niveles de glucosa en sangre. La glucosa proviene de los alimentos que consume y es el “combustible” que utilizan las células para poder vivir y realizar sus funciones.
La enfermedad se produce cuando la glucosa está en sangre pero no puede pasar a las células. La insulina es una hormona que actúa como “transportador” para que la glucosa entre a las células.
En la diabetes tipo I el organismo deja de producir completamente insulina. Los pacientes deben tratarse con insulina diariamente para sobrevivir. Esta forma o tipo de diabetes generalmente se desarrolla en niños o adultos jóvenes, pero puede ocurrir a cualquier edad.
En la diabetes tipo II el organismo no produce suficiente insulina y/o es incapaz de utilizar la insulina adecuadamente (resistencia a la insulina). Esta forma de diabetes generalmente ocurre en pacientes mayores de 40 años, con sobrepeso y que tienen historia familiar de diabetes. Recientemente se ha visto un aumento en personas más jóvenes, particularmente adolescentes.
Las fuentes de energía que necesita consumir el cuerpo son proteínas, grasas y carbohidratos.
Por lo tanto, es fácil suponer que para un control adecuado de la Diabetes Mellitus debemos buscar un equilibrio entre la alimentación y el gasto de energía de nuestras células (ejercicio físico) y la ayuda de medicación (insulina y/o antidiabéticos orales) que contribuirán a que estas tengan suficiente energía y el nivel de glucemia baje.
En cuanto a la alimentación es importante tener en cuenta no solo el tipo de alimento a consumir, sino la forma en que esté preparado y la cantidad que ingiramos.
Es decir, teniendo en cuenta la cantidad de calorías que aporte un alimento, deberemos comer más o menos cantidad, así como los condimentos que lleve su preparación.
Por ejemplo una pechuga de pollo no es lo mismo que esté preparada a la plancha donde su valor calórico es el de la carne de pollo, que si está empanada y frita, donde hay que añadir a las calorías de la carne, las del pan rallado y las del aceite que este habrá absorbido al freírla. No digamos nada de si acompañamos a las pechugas de alguna salsa que lleve nata o queso… ambos alimentos con gran valor energético.
Pero hablemos también de las cantidades: la pechuga de pollo aporta un valor energético de una 145kcal por cada 100gr cuando la tomamos a la plancha, pero si la ponemos empanada llegaríamos a más 240Kcal. Para igualar el aporte energético de la pechuga a la plancha deberíamos comer algo más de la mitad de ración.
Con esto quiero decir que dependiendo del tipo de alimento y de su preparación tendremos que ajustar la cantidad. Lo mismo que un diabético puede comer una porción de tarta, pero esta deberá de ser mínima, tampoco puede atiborrarse de fruta o verdura ya que la cantidad de calorías se irán sumando conforme aumente la cantidad. Cada 100gr de manzana por ejemplo aportan 60kcal. y cada 100gr de lechuga unas 15kcal. pero a estas hay que añadir el aporte calórico del resto de la ensalada y de su aliño o salsa.
En resumen, debemos lograr un equilibrio entre las calorías totales que ingerimos y las que gastamos (el cuerpo humano es bastante eficaz en términos energéticos y solo necesita unas 1.500kcal/día para realizar todas las funciones vitales). Por ello cuanto más ingiramos, más cantidad de deporte deberemos realizar. En paciente diabético el margen está mucho más ajustado.
No debemos hablar, por tanto de que un diabético no puede tomar azúcar. Puede pero debe hacerlo en cantidades mínimas, como tampoco deberemos decir que tiene “barra libre” para consumir otros alimentos que no contengan “azúcar” ya que deberá de controlar la cantidad de calorías ingeridas