Llega la primavera y con ella diversas patologías típicas de estas fechas. Una de las habituales es la rinitis alérgica.
La rinitis alérgica es una inflamación de la mucosa nasal causada por una reacción del sistema inmunológico a ciertas sustancias llamadas alérgenos. Sus síntomas pueden confundirse con los del resfriado común y otras infecciones víricas de las vías respiratorias altas. Incluyen estornudos, congestión nasal, secreción nasal, picor en la nariz, los ojos o la garganta, lagrimeo y ojos rojos, pero no son infecciones, por lo que no suelen acompañarse de fiebre o escalofríos. A lo sumo febrícula muy leve de origen inflamatorio, no llegando a sobrepasar los 37.5ºC.
Los alérgenos más comunes que producen esta patología suelen ser el polen, los ácaros del polvo, el pelo (epitelios) de los animales y los hongos y mohos.
En el caso de los pólenes, afirmar que un paciente es alérgico al polen es muy poco concreto y excesivamente extenso. Ya que, probablemente, la persona no se verá afectada por todos los pólenes, sino que dependerá de a qué alérgeno esté sensibilizada, es decir, puede ser alérgico/a al polen de las gramíneas, pero no tiene que serlo al de las coníferas.
Los síntomas de la rinitis alérgica pueden afectar a la calidad de vida de las personas que los padecen y, ocasionalmente, aumentar el riesgo de desarrollar otras enfermedades respiratorias como el asma.
Para combatir la rinitis alérgica, lo primero que se debe hacer es identificar y evitar el contacto con el alérgeno que la provoca. Es interesante observar cuándo y en qué circunstancias aparece la sintomatología:
También se puede recurrir a tratamientos específicos como la inmunoterapia, que consiste en administrar dosis progresivas del alérgeno para que el organismo se acostumbre y deje de reaccionar de forma exagerada. Este tratamiento debe ser supervisado por un especialista y puede durar varios años.
La rinitis alérgica es una enfermedad muy frecuente que afecta a millones de personas en el mundo. Aunque no es grave, puede causar molestias e interferir con las actividades diarias. Por eso, es importante consultar con un médico si se presentan los síntomas y seguir sus recomendaciones para prevenir y aliviar las crisis alérgicas.