Ha llegado. El otoño con sus cambios bruscos de temperatura, días húmedos y lluviosos, viento fresco y resfriados.
Ni gripe, ni “trancazo” lo que habitualmente nos incomoda en estas fechas y durante el invierno son los constipados, resfriados comunes o catarros de vías altas. En un porcentaje altísimo, comparativamente con otro tipo de infecciones respiratorias. Estadísticamente hablando el resfriado común afectará a los adultos entre 2 y 6 veces al año y a los niños entre 6 y 10 veces en un año. Loa síntomas más frecuentes tos, estornudos, picor y congestión nasal y rinorrea (goteo nasal), conjuntivitis, fiebre no muy alta, dolor de cabeza leve y ocasional, molestias en la garganta y paladar con enrojecimiento de los mismos e incluso disfonía (ronquera).
La forma de transmisión es de persona a persona por las gotitas de Flugge, que se forman y se exhalan al hablar, al estornudar o toser. Aunque el catarro común es una enfermedad estacional y se la mayoría de los casos se registran en los meses más fríos del año (desde octubre hasta Abril) no está claro que una exposición corta al frío aumente el riesgo de padecer un resfriado. De todos modos sí que es cierto que la vaso-constricción de los vasos sanguíneos de las fosas nasales que se produce al estar en un ambiente más frío hace que disminuya el aporte de defensas en esa zona, favoreciendo la proliferación de los virus.
En la mayoría de los casos la infección se produce por “Rhinovirus” (30-50% de los casos) por Coronavirus (10-15%) y virus de la gripe en un 5 a 15% de los casos, así que en la mayoría de los casos cuando nos resfriamos, no tenemos gripe, sino un resfriado común. Además, aunque el virus de la gripe puede cursar con una sintomatología común, con mayor frecuencia el paciente se encuentra peor, con fiebre más alta, con dolores musculares y con peor estado general.
Por lo tanto, lo mismo que no siempre que padecemos una gastroenteritis esta está producida por una Salmonella, la mayoría de los resfriados que sufrimos, no se trata de una gripe.
En todos los caso he insistido en que están producidos por virus, por lo tanto el uso de antibióticos NO SIRVE PARA NADA. El tratamiento es sintomatológico, es decir: intentaremos disminuir las molestias causadas por la febrícula, con antitérmicos, alivio de las molestias de garganta, cefalea etc. con analgesia y de la congestión y rinorrea con antihistamínicos. Existen en el mercado productos que incluye todos estos medicamentos en uno, son los llamados antigripales. Todo ello acompañado de una alimentación ligera, una buena y abundante hidratación, prescindir del alcohol y del tabaco.
De todos modos, hagamos lo que hagamos la infección seguirá su curso y empeorará en las primeras 24-36 horas para, posteriormente mejorar hasta la resolución del cuadro agudo en 5-7 días y el completo restablecimiento en 10-15 días.
Ya lo dice la sabiduría popular: “el catarro con medicación dura 7 días y sin medicación una semana”